Quienes no conozcan los inicios de las empresas que lideran el mercado de la automoción, se sorprenderán de saber que Henry Royce y Charles Stewart Rolls fundaron en 1906 una empresa que durante varios años, lejos de dedicarse al mundo de las cuatro ruedas, se centró en la industria aeronáutica: Rolls Royce.
Royce y Rolls comenzaron la construcción de coches ayudándose en los conocimientos de mecánica del primero y las cualidades en ventas del segundo. El éxito de esta empresa fue casi inmediato y no tardó en comenzar a exportar a países árabes donde hoy en día tienen su mayor mercado, aunque cualquiera con ganas de exhibirse tiene uno. Pero cuando se inició la II Guerra Mundial, la empresa fue confinada a la fabricación de motores para aviones y todo tipo de material bélico.

¿El resultado? Los motores de avión fueron igual de buenos que sus coches. En la actualidad existe una división de la compañía que se dedica a la fabricación de este tipo de maquinaria, lo que puede dar idea al aficionado a los coches de su buen hacer también en ese sector.

El departamento encargado de los cielos es Rolls Royce PLC, considerada una de las empresas británicas más importantes en la producción de turbinas y motores. Además, en los últimos años, esta empresa de ingeniería también ha ingresado en el mercado de los propulsores marítimos. Y es que no cabe duda que la experiencia en el sector de los transportes es, junto al lujo, una de las principales bazas de Rolls Royce para mantener su posición de liderazgo.